El retablo ayacuchano es una de las máximas representaciones artísticas del departamento y del Perú entero. Consiste en una caja de madera con diferentes pisos con figuras que narran o escenifican algún acontecimiento del folclore de Ayacucho. Su meticulosa elaboración, sus variopintas formas y colores, su fino acabado y su significado lo convierten en un ícono del mundo andino.
¿Qué representa el retablo de Ayacucho?
Los retablos de Ayacucho representan una variedad de temas, incluyendo:
- Historia y mitología. Algunos retablos narran historias de la historia y la mitología andina, como la Batalla de Ayacucho.
- Escenas religiosas. La Navidad y la Semana Santa son temas comunes en los retablos ayacuchanos.
- Vida cotidiana. Los retablos también representan escenas de la vida diaria, como la agricultura, la ganadería y las fiestas tradicionales.
¿Cómo se hace el retablo ayacuchano?
Para hacer un retablo ayacuchano se requieren múltiples materiales, pero principalmente son tres: madera, pasta y pigmentos de colores. Aquí una lista de los materiales necesitados:
- Tablas de madera. Esta es principalmente de cedro u otra madera noble, como roble o caoba.
- Pasta. Regularmente se hace en base de papa. Esto genera el engrudo base de las figuras.
- Yeso, tiza y cola sintética. Complemento para las figuras o el paisaje interno del cuadro.
- Pigmentos naturales. En base a elementos naturales como tierra, carbón, arena, etc.
- Pinturas acrílicas o al óleo. Pinturas mezcladas con aceites de origen vegetal, y sirven para favorecer a la mezcla de colores. acabados más brillantes y duraderos.
- Herramientas de modelado y tallado. Cuchillos, lijas, martillos, escoplos, cinceles, espátulas, plantillas, etc.
- Barniz o lacas para protección. También se incluyen los selladores y blanqueadores, de forma que le den un acabado sólido y uniforme tanto al inicio como al final del pintado/modelado.
La elaboración del retablo se divide en seis fases:
- Preparación de la pasta. Para elaborar la pasta debe ponerse a hervir la harina. Generalmente se utiliza la harina panadera o panificable, pero en la sierra tradicionalmente se emplea harina de papa. Como resultado dará un engrudo que debe mezclarse con yeso cernido.
- Modelado. Posteriormente, se puede comenzar a moldear las figuras para el retablo. Este proceso dependerá de la habilidad del artesano: puede utilizar moldes, plantillas o crear los modelos con sus mismas manos (como se hace en la mayoría de casos). Dejar secando hasta que se vuelvan sólidas.
- Blanqueado. Luego de secarse, deben blanquearse para que se puedan pintar correctamente. Para ello, las figuras se bañan con una masa de cola sintética con tiza. Previamente se lijan finamente para quitar pulir todas las imperfecciones y suavizar la superficie de cada modelado.
- Pintado. Cada pieza blanqueada se pinta usando pinceles, motas, esponjas o dependiendo de la técnica de cada artista. Sean pigmentos naturales o pinturas, suelen usarse colores vivos que escenifiquen el folclore que busca transmitir cada figura.
- Preparación de la caja de retablo. El cajón se arma en base a las dimensiones del retablo y del número de pisos (escenas) que tendrá. Se usan clavos pequeños, cola y tablones delgados (o dependiendo del peso que vayan a cargar). Antes de colorear la madera, también debe embadurnar con blanqueador.
- Plantado. Es el proceso en el que se colocan las figuras dentro del retablo. La composición está al criterio de la escena que quieran representar, y deben pegarse con cola o algún material que asegure la fijación de las piezas a la madera.
- Barnizado. Para dar el mejor acabado posible, se baña a todo el retablo con barniz y/o sellador. Esto tiene el objetivo de proteger su superficie y asegurar su preservación en el tiempo.
¿Quién creó el retablo?
El retablo ayacuchano es una expresión artística tradicional que se originó en la región de Ayacucho, Perú, y su creación se atribuye a los artesanos y pobladores de la zona. Si bien se trata de la derivación de un arte tradicional español, los retablos tienen una originalidad invaluable que se consolidó en el pueblo ayacuchano.
Aunque no se puede atribuir la creación del retablo a una sola persona, se considera que los siguientes artesanos y comunidades jugaron un papel importante en su desarrollo:
- Nicásio Camarena: Un artesano ayacuchano que se considera uno de los primeros en crear retablos en la región.
- Comunidad de Quinua: Los pobladores de Quinua, un pueblo cercano a Ayacucho, son conocidos por su habilidad en la creación de retablos.
- Artesanos de la región: Los artesanos de Ayacucho y sus alrededores han contribuido a la evolución y diversificación del retablo a lo largo de los años.
El retablo ayacuchano es un ejemplo de la rica tradición cultural y artística de la región, y su creación es el resultado de la creatividad y habilidad de generaciones de artesanos y comunidades locales. De hecho, en 1997, la UNESCO declaró al retablo ayacuchano como «Obra Maestra del Patrimonio Oral y Intangible de la Humanidad«, reconociendo su valor cultural y artístico.
¿Cuáles son las partes del retablo ayacuchano?
El retablo tradicional se divide en tres partes: ático, pisos y guardapolvo. Si bien los retablos suelen tener una composición más sencilla e intuitiva, cada una de esas partes resumen bien la esencia del retablo tradicional.
- Ático. Es la parte superior del retablo. Los retablos más representativos tienen una forma similar al de una casa, por lo que cada uno de ellos tiene una parte superior de muchos colores.
- Pisos. Son las divisiones horizontales que pueden tener los retablos. Algunos artesanos optan por divisiones verticales para sus diseños (siendo una característica más cercana al retrato español). A estas líneas verticales se les conoce como calles.
- Guardapolvos. Son las puertas que tienen los retablos a los laterales. Sirven, como bien dice la palabra, proteger el contenido del polvo y la suciedad.
¿Qué manifestación artística es el retablo ayacuchano?
Los retablos son una expresión artística plástica, y consiste tanto de manifestaciones escultóricas como de pintura. Es una mezcla de diferentes disciplinas artísticas, entre las que se destacan el arte popular, el arte religioso, el arte folclórico, el arte narrativo y el arte tridimensional. Todos eso elementos culturales dan un valor simbólico a los retablos.
¿Qué tipos de retablos ayacuchanos hay?
Los retablos se diferencian entre ellos en base al mensaje que quiere transmitir el artesano: los que narran costumbres o los que atestiguan hechos. Los primeros representan figuras de la vida diaria en Ayacucho: fiestas y danzas, eventos religiosos, la siembra y cosecha, actividades ganaderas, etc. Por otra parte, los otros relatan diferentes eventos sociales o políticos que repercudieron en los pobladores, como la época del terrorismo.
¿Dónde comprar retablos ayacuchanos?
En el barrio de Santa Ana en Huamanga se pueden encontrar muchos talleres y negocios de retablos, donde los visitantes podrán visitar y comprar retablos. Además, en todo el departamento existen muchos negocios que se dedican a la venta de retablos, especialmente el negocio local de Ayacucho.
Otro sitio de alto renombre para el retablo y venta de artesanías es el pueblo de Quinua. En el sitio venden estos cajones testimoniales con escenas de la lucha de la independencia. Además, se puede aprovechar para encontrar otros tipos de artesanías, tales como cerámicas o cuadros de pinturas artísticas.
¿Cuánto cuesta un retablo ayacuchano?
Si bien depende de la calidad del producto, los costos de los retablos originales se encuentran en un mínimo de 150 soles. Los retablos promedios suelen estar entre 200 a 500 soles, y los más elaborados u ostentosos pueden superar hasta los 1’000 soles. Esto se debe a que son productos complejos y elaborados completamente a mano. Además, su precio varía en torno al nivel de detalle de las figuras, el material y el tamaño.
¿Quién hace los mejores retablos ayacuchanos?
Los escultores ayacuchanos y sus prodigiosas manos elaboran con arte estos retablos. Los mejores retablos ayacuchanos actualmente quedan en manos de dos de los herederos de Florentino Jiménez – uno de los mejores retablistas del siglo XX -: Edilberto Jiménez (su hijo) y Silvestre Ataucusi (su amigo y discípulo).
Silvestre Ataucusi
- Discípulo y amigo de Florentino Jiménez
- Una de sus primeras obras fue un retablo que recreaba la matanza de periodistas en Uchuraccay
- Representó la etapa de violencia en Ayacucho en sus trabajos, como un testimonio del terror
Edilberto Jiménez
- Colaboró con Silvestre Ataucusi en la creación de retablos
- Es un reconocido retablista peruano, con premios en exposiciones nacionales e internacionales
- Ha expuesto sus retablos en varios países, incluyendo EE. UU., Italia, Alemania y Japón
- Realizó una exposición temporal «Universos de Memoria: Retablos de Edilberto Jiménez», que incluyó 23 retablos dedicados al periodo de violencia en Perú (1980-2000)
Historia del retablo ayacuchano
El retablo ayacuchano comienza su historia desde la conquista y ascenso del virreinato, cuando los españoles introdujeron a la cultura andina al retablo español. Este se originó cuando los sacerdotes españoles utilizaron cajas de madera para enseñar la doctrina cristiana a los indígenas. Los artesanos locales adaptaron esta forma de arte para crear sus propias representaciones religiosas y mitológicas. Estos retablos se comenzaron a conocer como «Cajones de San Marcos«.
Después de la independencia de Perú, el retablo ayacuchano se convirtió en una forma de arte popular que reflejaba la vida cotidiana y las tradiciones de la región. Los artesanos ayacuchanos comenzaron a utilizar materiales como la madera, el yeso y la pasta de papa para crear figuras y objetos.
En el siglo XX, específicamente a partir de la década de los 40, la corriente indigenista comenzó a reivindicar las manifestaciones culturales e intelectuales del mundo andino. De esta forma, el retablo ayacuchano experimentó un renacimiento, sumándose a la labor de artesanos como Nicásio Camarena o Joaquín López Antay, quienes se convirtieron en pioneros y referentes de la disciplina. Posteriormente, en la década de 1970, el retablo ayacuchano se convirtió en un símbolo de la identidad cultural peruana y comenzó a ser reconocido internacionalmente.
En 1997, la UNESCO declaró al retablo ayacuchano como «Obra Maestra del Patrimonio Oral y Intangible de la Humanidad». Hoy en día, el retablo ayacuchano es una forma de arte vibrante y dinámica que sigue evolucionando y siendo transmitida de generación en generación.