El Jueves de Pasión en Ayacucho es el tercer día de víspera al inicio oficial de la Semana Santa, es decir, el jueves anterior al Domingo de Ramos. Este 2025 el Jueves de Pasión será el 10 de abril.
Este día destaca por la imponente procesión del Cristo Salvador del Mundo. Esta imagen, que representa el dolor y sacrificio de Cristo, es sacada en procesión por cientos de creyentes que lo acompañan en su recorrido por el distrito de San Juan Bautista de Huamanga. La procesión parte desde el Templo de San Juan Bautista, un lugar muy importante dentro de la profunda devoción ayacuchana.
¿Qué hacen los ayacuchanos el Jueves de Pasión?
El Jueves de Pasión es una jornada de fervor religioso en la que los ayacuchanos participan masivamente en la procesión del Cristo Salvador del Mundo. Acompañados por cánticos y rezos, los devotos caminan junto a la imagen.
Uno de los elementos más característicos de la procesión son las ofrendas de velas, las cuales simbolizan la luz y esperanza que Cristo brinda a sus fieles. También destacan las alfombras florales, elaboradas artesanalmente con pétalos de colores, formando diseños religiosos y tradicionales que embellecen las calles de Huamanga. Estas alfombras son un elemento presente en todas las procesiones de la Semana Santa ayacuchana.
¿Qué significa la tradición del Cristo Salvador del Mundo?
La devoción al Cristo Salvador del Mundo significa la creencia en Jesús como el único camino hacia la salvación. Para los ayacuchanos, esta procesión y las demás celebraciones de la Semana Santa representan un momento de conexión espiritual, en el que expresan su fe mediante cantos, oraciones y ofrendas.
La preparación de esta festividad involucra a toda la comunidad. Desde la decoración del anda hasta la organización del recorrido, cada detalle refleja el profundo apego de los feligreses a su religión y a sus costumbres.

¿Cómo preparan el anda del Cristo Salvador del Mundo?
La preparación del anda del Cristo Salvador del Mundo es un proceso que inicia meses antes de Semana Santa. Las velas, decoradas con cintas y ornamentos de cera, se fabrican desde los días posteriores a la Navidad, permitiendo que los devotos tengan listas sus ofrendas para la procesión.
La imagen representa a un Cristo arrodillado sobre el mundo, con los brazos abiertos para acoger a todos sus fieles, con una soga blanca alrededor del cuello y pequeñas gotas de sangre en su cuerpo. El anda, adornada con colores blanco, morado y plateado, es decorada con esmero por artesanos y devotos.
La imagen del Cristo Salvador del Mundo, fue donada por la familia Montes de Oca, un gesto que enriqueció el patrimonio religioso de la comunidad y fortaleció sus tradiciones.

Oración a Cristo Salvador del Mundo
Durante la procesión, los fieles entonan diversas oraciones, entre ellas, una de las más conocidas que implora la salvación a Cristo:
Bendíceme Divino Salvador del Mundo,
guía mi vida con tu luz misericordiosa
y siempre ilumina nuestros pasos.
Santo Patrón de El Salvador
vela por mí sin cesar.
Si tropiezo, tiende tu mano hacia mí,
si en cien veces caigo,
cien veces levántame.
Si yo te olvido,
tú no te olvides de mí.
En los peligros del mundo asísteme.
Quiero vivir y posarme bajo tu manto,
quiero que mi vida te haga sonreír.
Mírame con compasión
no me dejes, Jesús mío.
Y, al fin, sal a recibirme
y llévame junto a ti.
Tu bendición me acompañe
hoy y siempre.
Amén.
¿Cómo es la procesión de Cristo Salvador del Mundo?
La procesión del Cristo Salvador del Mundo es una experiencia que va más allá de lo visual, reafirma tu fe y creencias a las costumbres ayacuchanas y católicas. Las calles de Huamanga se iluminan con el resplandor de miles de velas, mientras el aroma a flores impregna el ambiente.
Cada año, su procesión simboliza el camino que Jesús recorrió antes de su última llegada a Jerusalén, donde enfrentaría su crucifixión, convirtiéndose en un acto de profunda devoción y reflexión para los fieles.
Los fieles entonan cánticos solemnes, acompañados por una banda musical que toca de manera melódica al compás de los rezos. En ciertos momentos del recorrido, los devotos arrojan flores rojas, símbolo de la sangre derramada y el sacrificio de Cristo por la humanidad.
El Jueves de Pasión en Ayacucho no es solo una tradición religiosa, sino una manifestación viva de fe y devoción que une a la comunidad. A través de la procesión, los fieles creyentes renuevan su vínculo con Cristo y preservan un legado cultural.
Más que una simple conmemoración, esta celebración representa la fortaleza de un pueblo que mantiene vivas sus creencias, reafirmando que, en Ayacucho, la Semana Santa es un símbolo de identidad, unidad y esperanza.